Entrevista

Protocolo de Vigilancia Radiológica de Materiales Metálicos. Entrevista a Maite Rodríguez de FEAF

10 de abril de 2025

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Nuestra compañera en FEAF, Maite Rodríguez, Responsable de Medio Ambiente y Calidad, a las puertas de la celebración del 25 aniversario del nacimiento del Protocolo de Colaboración sobre la Vigilancia Radiológica de los Materiales Metálicos, reflexiona sobre el mismo.

¿Qué es el Protocolo de Vigilancia Radiológica?.

Tras el primer caso de fusión de una fuente radiactiva en España en el año 1998, el 2 de noviembre de 1999 se firmó el Protocolo de Colaboración sobre la Vigilancia Radiológica de los Materiales Metálicos, como solución al problema de la presencia inadvertida de materiales radiactivos en la chatarra.

La situación es que existe material radiológico que se ha perdido del control regulatorio y ha acabado mezclado con la chatarra férrica y otros metales, antes de su reciclado final en los hornos. 

Dicho Protocolo fue firmado por el CSN (Consejo de Seguridad nuclear), Ministerio de Industria (MITECO), ENRESA (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos), UNESID (Unión de Empresas Siderúrgicas), FER (Federación Española de la Recuperación), y más tarde, en 2002/2003 se adhieren sindicatos, y otras industrias de reciclaje de metales, entre ellas, la FEAF (Federación Española de Asociaciones de Fundidores).

El contenido del Protocolo se desarrolla en un Anexo Técnico en el que se establecen los compromisos de las partes. Desde el punto de vista instrumental, la puesta en práctica del Protocolo se concreta en la instalación de sistemas de detección radiológica en las plantas de fundición de metales y en los centros de recuperación en los que se procesa chatarra.

En el desarrollo y aplicación del Protocolo es necesario mencionar que ha tenido una gran importancia la labor del Grupo Técnico, que integrado por representantes de la mayoría de los firmantes, ha ido analizando a lo largo del tiempo la evolución en su aplicación. Fruto de este trabajo se ha generado una cantidad ingente de documentación y conocimiento que nutren al protocolo y lo mejoran constantemente.

¿En qué momento estamos?.

El Protocolo constituye un referente internacional y es citado en los documentos internacionales sobre la materia, lo que es, sin duda, un éxito.

En 2020, como resultado de la transposición en España de la Directiva 2013/59/Euratom, se publicó el Real Decreto 451/2020 de fuentes huérfanas, que establece la obligatoriedad de contar con sistemas de detección en las empresas de reciclaje de metal, por lo que los compromisos asumidos voluntariamente por las partes firmantes del Protocolo, adquieren la condición de obligatorios.

Así, el Real Decreto establece los equipos de detección que deben tener las siderurgias, recuperadores y fundiciones, en función del volumen de material que reciclan. Las instalaciones además tienen que registrarse en el MITECO, formar a sus trabajadores y establecer un contrato con una UTPR (Unidad Técnica de protección Radiológica).

Actualmente hay más de 200 instalaciones registradas en el MITECO, principalmente de los sectores siderúrgico y recuperación. En el caso de las fundiciones, el porcentaje es menor (18 fundiciones), pero con un carácter creciente.

25 años después ¿qué falta por hacer?.

El protocolo, es ya plenamente operativo: en estos 25 años de funcionamiento, el protocolo ha conseguido retirar de la circulación más de 400 fuentes huérfanas (extraviadas) de alrededor de 30 países diferentes y más de 3.000 materiales diversos con contaminación natural elevada u otros materiales radioactivos de menor relevancia (pararrayos antiguos, detectores Iónicos de Humos, pinturas luminiscentes con radio, tierras y tubos contaminados, etc.).

Actualmente casi toda la chatarra ha pasado por un control radiológico previo. Sin embargo, muchas de las fuentes o material contaminado siguen apareciendo en el último eslabón de la cadena, lo cual no parece razonable.

Por lo tanto, es necesario seguir fortaleciendo el espíritu preventivo del protocolo: una mayor implicación en todo el flujo de materiales, un mayor incremento y control de los sistemas de vigilancia y que este aumento de la vigilancia se extienda también al comercio internacional de materiales férricos a otros países. Aún hay países que no vigilan sus exportaciones para que las fuentes no lleguen a nuestros puertos.

También es fundamental reforzar la formación de los trabajadores, ya que se ha comprobado que “el factor humano” ha estado detrás de la mayoría de los incidentes. Aquí debo decir que el sistema del Protocolo ha facilitado que nuestras empresas hayan recibido la mejor formación que existe sobre radiactividad de la mano de ENRESA.

Con respecto a la vigilancia en puertos, en 2010 fue firmado el Protocolo Megaport, impulsado por los Estados Unidos para mejorar el control del material que se mueve en los puertos transfronterizos. En la actualidad, los principales puertos españoles tienen instalados pórticos y gracias a esta iniciativa se ha aumentado la protección, ya que este control constituye la primera barrera. Cuánto más controles se realicen, más seguridad tendremos de minimizar el riesgo.

Sin duda el mejor resultado del protocolo sería que no ocurra ningún procesamiento de material radiactivo y que éste se segregue, lo antes posible, sin que sea procesado.

Qué les diría a las empresas.

Nosotros tenemos claro que las fundiciones no tienen la culpa de este problema, pero la realidad, es que existen fuentes radiactivas no controladas y están en algún lugar a la espera de que sean arrastradas por el flujo natural de reciclado de la chatarra.

A la vista de esta situación, lo primero que diría a mis empresas es que el problema y el riesgo existen. Ante ello, como en otros aspectos de la vida, de todo tipo, solo queda defenderse, y la mejor manera que hemos sido capaces de concebir ha sido, hasta el momento, el Protocolo. Tenemos la solución, y podemos elegir ser partícipes de la solución en el marco del Protocolo, o podemos cumplir nuestras obligaciones a través del Real Decreto. En ambos casos los requisitos son los mismos: realizar la vigilancia radiológica y formar a nuestro personal en protección radiológica.

Es importante que sepamos que, cuando una fuente radiactiva ha sido introducida en el horno oculta entre la chatarra y ha resultado fundida, el material radiactivo se puede dispersar al polvo de horno, a la escoria o a la colada, y por lo tanto, el residuo o pieza contaminada, se puede detectar en las instalaciones de nuestro gestor o cliente que disponen de detectores automáticos de pórtico. Sólo la alarma social y el coste que este tipo de incidentes puede generar, puede llevar al cierre de la empresa.

El fundidor comprometido con la vigilancia radiológica, tiene que pensar que al dotarse de medios de control está, primero y más importante, protegiendo a sus trabajadores del riesgo que supone que entre en su casa un material radiactivo, En segundo lugar, está protegiendo a la empresa de los graves daños económicos que puede suponerle un incidente, y por último, está mejorando la imagen comercial de su empresa de cara al cliente, al certificar que el material suministrado ha sido controlado radiológicamente.

Para finalizar, el Protocolo está abierto a todo aquel que quiera colaborar, pero no es una alternativa al cumplimiento de la norma. La adhesión al Protocolo no tiene ningún coste y desde la FEAF podemos tramitar a los asociados su registro ante el MITECO.